Las canciones de cuna, también denominadas nanas, son canciones con un ritmo tranquilo, suave y relajante, que se utilizan para arrullar a un bebé y para ayudarlo a dormir.

Todas las canciones de cuna «están enraizadas en el amor, la ternura y el cuidado[1]» “En cualquier parte del mundo, las mujeres utilizan los mismos tonos, la misma forma de cantar a sus hijos[2]«.

Independientemente de sus letras (que pueden ser muy básicas, con unas pocas palabras que se repiten), las nanas tienen una cualidad hipnótica, y es que «suelen tener un compás de 6 por 8, dándoles una característica típica del balanceo. Eso calma, porque replica el movimiento que el bebé experimenta en el vientre de la madre mientras ésta se mueve. Además, el ritmo monótono de las nanas es similar a los latidos del corazón y por eso relajan y calman el llanto del recién nacido. Se ha comprobado que la frecuencia cardiaca de los bebés disminuye mientras las están escuchando, igual que su ritmo respiratorio, y esto les ayuda a conciliar el sueño o a sentirse mucho mejor cuando están enfermos.

El bebé reconoce en ellas el tono cariñoso de sus padres o familiares cercanos, lo que le hace sentirse querido y cuidado, reforzando los vínculos afectivos.

Además de ayudar a que los bebés se duerman, las canciones de cuna también tienen fines educativos. “Cantar junto a un niño pequeño es una manera efectiva de enseñarle nuevas palabras y sonidos[3]”.

Así pues, no importa dónde se encuentren. No importa el lugar del que vienen. No importa el idioma, la cultura o las creencias que profesen. En todo el mundo, las madres aman y cantan a sus hijos hasta que se duermen.


[1] Sally Goddard Blythe, autor de varios libros sobre desarrollo infantil.

[2] Zoe Palmer, músico.

[3] Colwyn Trevarthen, profesor de psicología infantil de la Universidad de Edimburgo.