Mi nombre es Vanda, soy licenciada en psicología y trabajé durante 8 años en mi profesión. Entonces tenía pensamientos futuristas y optimistas, pero la vida me ha demostrado que todo puede cambiar de la noche al mañana y no es necesario hacer planes lejanos.
Mi historia de emigración empieza desde 2008, cuando hubo una intervención militar Rusa en Georgia. El centro donde trabajaba fue bombardeado y destruido. Durante guerra todo personal de mi centro estuvimos en la primera línea, ayudando y sacando civiles. Trabajamos sin parar y nunca imaginamos, que después de la guerra nos quedaríamos sin puestos de trabajo y nuestro gobierno nos dejaría tirados…
La gente emigra por muchas razones, lo mío fue puramente económico. Durante un año de paro y sin ninguna ayuda, decidí emigrar para criar a mi hijo y mantener a mi familia. Desde el primer momento tenía claro que haría cualquier trabajo para ganarme la vida y sabía que tendría que hacer labores que no tenían nada que ver con mi profesión.
¿Que sentía aquel momento? Desesperación y miedo, veía como daba un giro hacia lo desconocido… Decidí emigrar a España.
¿Por qué España? No sé… puede que me parecía un país tolerante y acogedor…, si digo la verdad, no tengo muy claro porque lo elegí…. fue una corazonada. Y llegue.
Estando en España me di cuenta que tenía varios obstáculos: primero fue el idioma, luego el trabajo, después la aceptación de mi nueva vida y la adaptación con una sociedad desconocida. Y he superado todas las pruebas, haciendo esfuerzos y teniendo un poco de suerte.
Mi primer trabajo marcó mi opinión sobre España y sobre los españoles. Trabaje con unas personas maravillosas, mejor dicho, civilizadas. Ellos me dieron apoyo para adaptarme y además me mostraron una España con sus luces y sombras.
Quiero ser justa, llevo casi 12 años aquí y hasta ahora no he tenido momentos discriminatorios, aun así, hubo episodios desagradables e inaceptables para mí, los cuales me quedaron grabados.
El primero me pasó cuando trabajaba con un matrimonio y donde teníamos un respeto mutuo, y de repente me puse mala y necesité una asistencia médica inmediata. ¿Sabes que me dijeron?… Puedes ir otro día… y ahí termino todo. Llamé a urgencias y me atendieron, pude defender mi derecho de vivir, pero hay muchas personas que no pueden enfrentarse a injusticias y sufren muchísimo.
Cuando se trata empleadas de hogar falla muchas cosas, parecen personas sin derecho y desearía que se arreglara todo, para que nuestros derechos y bienestar estén garantizados.
La segunda experiencia desagradable que tuve, fue cuando descubrí que durante dos meses me estaban mintiendo y no me habían hecho mi contrato. Lo arreglé y aprendí, no puedes fiarte de nadie…
En este recorrido hubo momentos malos, pero superados por lo bueno. Para llegar hasta aquí tuve ayuda de las entidades de atención a personas migrantes y entre ellas quiero destacar la entidad de Córdoba Acoge, donde el programa laboral eMplea, me dio la formación necesaria y las herramientas para mejorar mi empleabilidad y además fue una oportunidad para que conociera otras personas. Por todo esto quiero dar gracias a mi orientadora laboral por su trabajo.
Mirando atrás con perspectiva, puedo manifestar que emigrar a España fue un paso acertado.