A finales del año 2006, una amiga me ofreció un trabajo en España junto con una amiga de interna. Tenía muchas ganas de conocer este país por las cosas que me habían dicho. Al llegar, no me lo podía creer: pude contrastar que lo que me habían contado era verdad. Llegue a España en busca de la tranquilidad que me habían robado, para escapar a la violencia en mi pueblo. Tenía trabajo, estaba bien, pero me faltaba lo que más aprecio en el mundo: la libertad de poder ir donde quieras cuando quieras.
Cuando llegué estuve trabajando con una brasileña de interna. No tenía mucho tiempo para salir pero enseguida me puse a estudiar español. Estaba completamente enamorada de este país y sabía lo importante que era dominar la lengua para poder comunicarme ya que era donde realmente deseaba estar.
Una mañana, desayunando en una cafetería, un señor se me acercó y me propuso trabajar para un amigo suyo que se encontraba muy solo y en un estado lamentable por la suciedad que había en su casa. No me lo pensé mucho y por la tarde me dirigí a la casa de este señor a conocerlo con la dirección que me había proporcionado un amigo suyo. Me costó un poco llegar ya que conocía apenas la ciudad.
Al llegar a su casa me encontré con una persona mayor que la bebida le había puesto en una dura tesitura. Me propuso casa por un módico precio y a cambio tenía que ayudarle con las tareas del hogar y prepararle algo de comer. Solo me pagó el primer mes ya que en el mes siguiente me dijo que con todo el trabajo que había hecho no tenía para pagarme. Por lo tanto, llegamos a un nuevo acuerdo, hicimos un contrato verbal que hasta hoy sigue vigente: viviríamos juntos, me proporcionaba un hogar, y compartiríamos las cuentas. Añadió que estuviera tranquila, que aquella era mi casa.
Me emociono al recordar la tranquilidad que me daban aquellas palabras, no me lo podía creer, en un mes pase de no tener nada ni nadie a tener un hogar y una pequeña familia. Habíamos llegado a la conclusión de que uno necesitaba del otro, el me ayudaba a conseguir la documentación y a cambio yo le ayudaba en la casa y le cuidaría hasta el día de su muerte.
Me he comprometido a cuidarlo y ayudarlo en todo lo que podía. He pasado ratos muy malos ya que se trataba de una buena persona pero con una adicción al alcohol que le ha llevado a vivencias horribles con muchos ingresos en urgencias por caídas causadas por haber bebido demasiado.
Hemos sobrevivido a todo esto pero pagando un alto precio porque a causa de las caídas ya no puede andar ni recordar quién es. Yo lo he cuidado muchos años en casa pero ya no puedo hacerlo sola. Sigo cuidándolo a pesar de que hoy, con su enfermedad, ya no le puedo mantener en casa. Vive en una residencia donde voy cada día a darle la comida. Así ha sido y será hasta el día que se vaya…
Actualmente, trabajo con niños especiales y también soy representante de una marca de cosméticos americana. Trabajos que me permiten vivir cómodamente.
Hace siete años la vida me hizo un regalo maravilloso el día de mi cumpleaños, Luis mi novio, la persona con la que comparto todos los momentos de mi vida. Estoy muy agradecida por todo lo que me ha pasado, las cosas buenas y también lo malo porque me hacen valorar las vivencias positivas que me hacen tan feliz.
SHIRLEY DA CRUZ SENA